martes, 25 de septiembre de 2012

¿Cuando se Terminara la Crisis? Parte II

¿Por qué entonces la economía española habría de evitar caer en los próximos 15 años en una situación de estancamiento parecida a la de Italia o Japón en los quince anteriores? Las posibles respuestas se encuentran en lo que ha sido la posición española en los grandes ejes financieros y productivos que vertebran la economía global. Básicamente, en las últimas dos décadas, se han establecido dos grandes modelos de crecimiento. 

Uno es el propio de los países emergentes y está basado en el desarrollo de poderosos aparatos industriales que les han permitido acaparar una parte creciente de la producción mundial. En este caso, la demanda económica que estimula la inversión y la producción no se produce tan-to dentro del país como por medio de la venta masiva en el extranjero (exportación). 

Éste es el caso de China, y también de India y toda una colección más o menos larga de países asiáticos (como Corea, Taiwan, y más recientemente Indonesia, Filipinas, Vietnam, etc.), además de algunos otros estados como Brasil. 

De forma paulatina, en estos países se han ido concentrado las funciones de producción y ensamblaje de las largas cadenas productivas globalizadas. Son los nuevos talleres del planeta, y están haciéndose con la producción ya no sólo de líneas de producción de gama baja y media, sino también de alta tecnología. Por otro lado, un conjunto de países, en su mayoría economías «maduras», han desarrollado un modelo de crecimiento bastante distinto. 

Estos países han crecido sobre la base de su capacidad para controlar grandes flujos financieros planetarios y estimular burbujas patrimoniales como la que se ha descrito para España entre 1995 y 2007. 

Aquí habría que incluir, en primer lugar, a EEUU, que gracias al poder de señoreaje del dólar como moneda de referencia mundial, la centralidad global de sus mercados financieros y la concentración en su territorio de funciones de mando sobre la economía mundial —como las sedes de las mayores multinacionales del planeta— ha podido comprar una enorme cantidad de bienes del resto del mundo, sin preocuparse de cómo pagarlos. 

 Sencillamente el dinero que utilizaba para pagar sus exportaciones ha vuelto de nuevo a su economía a través de la inversión en sus mercados financieros y la compra de bonos de deuda americanos. Además de EEUU, dentro de este grupo se deberían incluir un buen número de países europeos como Reino Unido, Irlanda y también España. 

Estos países han experimentado igualmente importantes déficit en sus balanzas comerciales, esto es, han comprado mucho más que lo que vendían al resto del mundo. Antes de la crisis, estos déficit se podían solventar básicamente por dos razones: primero porque al estar incluidos dentro de una zona de moneda única (como es el caso del Euro para Irlanda o España) se cortocircuitaban los mecanismos de transmisión automática del déficit exterior sobre el tipo de cambio monetario; y segundo, y esto es lo más importante, porque han desarrollado ciertas formas de especialización financiera que los han convertido en algunos de los lugares más atractivos y rentables del mundo para determinado tipo de inversiones. 

En el caso de los tres países señalados, esa especialización ha venido de la mano de la enorme fuerza del ciclo inmobiliario, y también de la fortaleza del reciclaje de ciertos flujos financieros internacionales a través de la Bolsa de Londres y en menor medida de la de Madrid. Por señalar sólo el caso español, entre 2004 y 2007 entraron anualmente inversiones por valor de casi el 1 % de su PIB sobre activos inmobiliarios como suelo o segundas residencias —en la economía irlandesa las inversiones fueron aun mayores en términos relativos. 

La estrategia financiera de crecimiento de lo que podríamos llamar el polo deficitario de la economía mundial incluye, de otro lado, una fuerte movilización del consumo interno por medio de la expansión del crédito y de la riqueza nominal de las familias que se genera en el interior de las propias burbujas patrimoniales. 

En definitiva, dentro de este bloque —en el que también se pueden incluir todos los países de Europa del Este asociados a la UE— el crecimiento se produce por medio de un incremento de la demanda interna, construida sobre bases financieras (las burbujas patrimoniales), también de una enorme capacidad para captar el ahorro y la liquidez que acumulan las economías exportadoras. 

Esquemáticamente, el nuevo eje de división del trabajo de la economía mundial se reparte entre estos dos bloques: el polo excedentario, los nuevos talleres del mundo ubicados principalmente en Asia y que gracias a sus superávit comerciales han acumulado una gran cantidad de divisas (ahorro) a nivel internacional; y el polo deficitario, o las grandes plazas de intermediación e inversión financiera, representado primaria-mente por EEUU y algunos países europeos. 

Baste recordar que actualmente el circuito principal que construye los mecanismos simbióticos de la economía mundial se produce entre EEUU y China: el primero compra productos chinos, mientras que el segundo los produce, pero también los subvenciona reinvirtiendo buena parte de sus ganancias en los distintos mercados financieros estadounidenses. 

Con la excepción de los países exportadores de petróleo o de recursos naturales clave, a los que habría que situar funcionalmente en el polo excedentario de la economía global, todas aquellas economías que no han sabido adaptarse a uno de estos dos modelos, sencillamente, o no han crecido o lo han hecho de una manera renqueante. 

La mayoría de las economías del sur (África, Asia Central, y parte de Latinoamérica) viven estranguladas por las cadenas de la deuda externa y una escasa capitalización que tiene sus razones en décadas de expolio y guerra. 

Estas economías siguen teniendo una relación de dependencia de carácter neocolonial respecto de los países del Norte, y ahora también de algunas potencias emergentes. Igualmente, muchas viejas potencias del Norte, que no han sabido o podido desarrollar estrategias consistentes de crecimiento basadas en posiciones financieras han caído asimismo en una situación de relativo estancamiento económico. Éste es el caso de economías maduras como por ejemplo Italia o Japón. Continuara…

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